martes, 12 de junio de 2007

NARRATIVA: ROSA DE ALEJANDRÍA

ROSA DE ALEJANDRÍA

Yo la amaba, la amaba desesperadamente, pero ella había rechazado mi proposición matrimonial, igual que hizo con la de todos sus pretendientes. A saber que hubiera pasado si Hipatia no hubiera reconocido el nombramiento de Directora del Museo, si no se hubiera entregado a la Biblioteca en cuerpo y alma. Probablemente yo no estaría aquí ahora corroído por los remordimientos, después de tantos años de vivir a medias la vida.
Aún recuerdo la cara de Teón cuando le anunciaron el nacimiento de la niña en aquel 370 d.C. Yo tenía apenas diez años y sé que aplaudió con fuerzas aquel regalo de la fortuna. “La educaré como a un varón. La llamaré Hipatia, pequeña rosa de Alejandría.” La niña creció bajo los cuidados y las atenciones del cariño paterno. ¡Cuánto amor y palabra de sabio por los corredores de su inocencia! Mi casa estaba cerca y podía ver sus ejercicios físicos por la mañana. A mediodía se dedicaba a tomar unos baños relajantes y al atardecer estudiaba ciencias, artes y música. El día que me comunicó su deseo de viajar por Italia y por Atenas no pude reprimir la emoción, pues mi amor por ella crecía a la par que su belleza y sus dotes de sabia. A su regreso, Hipatia conquistó con creces el corazón de la ciudad, pero aquellos tiempos difíciles no tardarían en volverse en su contra. El estupor y el miedo se apoderaron de mí cuando asistí horrorizado a su horrible final. Aquel grupo de fanáticos cristianos la arrancaron de su carruaje cuando iba a trabajar, rompieron sus vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron arrancándole la carne de los huesos. ¡Sus restos quemados, sus obras destruidas!
Han pasado los años y no puedo dejar de mirar al pasado. Era una bonita mañana del año 415 d.C. en la hermosa ciudad de Alejandría. Y murió la rosa.

2003 d.C. Prensa del día en la nueva Biblioteca Alejandrina:
“Papiro egipcio encontrado en recientes excavaciones. Historia de Hipatia, primera mujer científica y filósofa de Occidente lapidada y descuartizada en vida.”
“Nigeria: Amina Lawal, mujer nigeriana condenada por un tribunal de su país a morir lapidada en vida.”
Ana Herrera

“Breviario” de Alas. Edita: Instituto Andaluz de la Mujer. DL: MÁ 8482-2003

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"Cuatro rosas y un sueño", por Ana Herrera Barba

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Un enfoque histórico, un trasfondo de exotismo, cuatro mujeres de otro tiempo, cuatro rosas que nos hablan desde el ayer para hacernos reflexionar sobre el presente más cercano. Cuatro mujeres que sintieron las mismas inquietudes de la mujer actual, que se entregaron a sus sueños y al amor, y que padecieron el dolor sobre sus almas de violeta. La primera es la voz de una mujer del antiguo Egipto, que dejó grabada su historia sobre una losa de piedra que se encuentra en el Museo Británico de Londres. La segunda, Hipatia, la última directora de la Biblioteca de Alejandría, primera filósofa y científica de occidente, lapidada en su ciudad en el 415 d.C. Walläda, la última princesa del califato Omeya de la ciudad de Córdoba; vivió en el siglo XI, y fue una mujer rebelde y una excelente poeta. Mumtaz Mahal, la mujer que inspiró la construcción del Taj Mahal, esa maravilla de la arquitectura moderna que Tagore bautizó como “Una lágrima en la mejilla del tiempo”. Cuatro relatos y cuatro poemas que nos desvelan las voces de ayer que no son sino las voces de hoy y las voces del mañana.